lunes, 3 de septiembre de 2012

Capítulo 8: Kurogane, eres todo un hombre


Después de la fiesta que tubo lugar la noche anterior, los senseis tuvieron piedad de sus alumnos y decidieron traspasar las clases a la tarde, pero nuestras chicas decidieron darse un baño antes que nada, para quitarse el calor y los restos de la fiesta que hubieran podido quedar en ellas. Después de coger las toallas y los neceseres, enfilaron el largo pasillo somnolientas. No habían llegado ni a la puerta del baño cuando Fye salió del de los chicos en toalla corriendo mientras se reía a carcajadas. Kurogane no tardó ni dos segundos en salir en su persecución, también en toalla y colérico. Sostenía en la mano un cubo de madera lleno de esponjas y pastillas de jabón húmedas, y que él cogía y se las tiraba al vampiro, vociferante.

- ¡¿CÓMO HAS PODIDO?! ¡Y YO CREYENDO TODOS ESTOS AÑOS QUE LO HABÍA PERDIDO!- le gritaba tirándole la decimoquinta esponja chorreando.

El rubio no podía reírse más y esquivaba las pastillas de jabón, pero miró hacia atrás con los ojos cerrados y dispuesto a contestarle algo y el espadachín le acertó en la cara haciendo que se diera un cabezazo contra el suelo. Chii emitió una exclamación ahogada y Kurogane se le quedó mirando como si no se creyera que le había dado, pero en seguida formó una sonrisa macabra y acortó las distancias en grandes zancadas. 

- ¡Ya eres mío! –dijo acorralándolo contra la pared, pero el otro, a pesar de estar bastante mareado, consiguió sonreír- ¡Y ahora… DEVUÉLVEMELO! – le gritó zarandeando a su cazador sin piedad.

Fye se dio cuenta de que no tenía escapatoria, a sí que metió la mano en la cintura de la toalla y sacó algo consiguiendo que Kurogane le soltara. “¿Y qué sacó, Chii?” Os preguntaréis. “¿Una pistola? ¿Un anillo? ¿Una katana?” ERROR. Sacó ante la estupefacción de todos y el alivio del espadachín… un bonito osito de peluche. Casi se pudo oír el chasquido de las cinco mandíbulas de nuestras chicas cayendo a la vez. Tomoyo se acercó al chico de aspecto imponente que abrazaba tiernamente al osito de peluche, como sin creerse que fuera real. Le tocó el brazo con un dedo como para asegurarse que estaba allí y al notar los fuertes músculos del otro sus ojos centellearon de alegría:

- Que tierno eres, Haganemaru- dijo, maravillada. Kurogane se puso rojo como un tomate, pero alzó la barbilla reuniendo toda la dignidad que le quedaba y se dio la vuelta marchándose con paso firme de nuevo a las duchas haciéndose todo lo hombre que se puede ser abrazando un oso de peluche. Chii y Sakura se habían agachado a comprobar el estado de la cabeza de Fye, que murmuraba cosas sin nada que ver y tenía espirales en vez de ojos. Tomoyo daba vueltas sobre si misma, sonriente:

- Sabía que debajo de esa dura coraza había un lado tierno como un osito de peluche, sensible y cálido.- suspiraba en una nube de felicidad.

- Como le brilla el pelo a Chii- decía Fye como si la otra no estuviera allí-.¿Tú también lo crees, Sakura? Como se le acerque Ryhuo lo mato.  ¡QUIERO LA PEGATINA DE LA PE!

Las chicas decidieron que ya estaba bien y lo dejaron en las duchas cuando volvió en sí más o menos. Después de las clases, todos se fueron a cenar tranquilamente, pero estaban todos tan cansados que les costaba concentrarse en la cena. Al final, hasta el trío se hartó de tanta adulación de sus admiradoras y se fue a la cama, como los demás, muertos de cansancio.

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