Después de la fiesta que tubo lugar la noche anterior, los
senseis tuvieron piedad de sus alumnos y decidieron traspasar las clases a la
tarde, pero nuestras chicas decidieron darse un baño antes que nada, para quitarse
el calor y los restos de la fiesta que hubieran podido quedar en ellas. Después
de coger las toallas y los neceseres, enfilaron el largo pasillo somnolientas.
No habían llegado ni a la puerta del baño cuando Fye salió del de los chicos en
toalla corriendo mientras se reía a carcajadas. Kurogane no tardó ni dos
segundos en salir en su persecución, también en toalla y colérico. Sostenía en
la mano un cubo de madera lleno de esponjas y pastillas de jabón húmedas, y que
él cogía y se las tiraba al vampiro, vociferante.
- ¡¿CÓMO HAS PODIDO?! ¡Y YO CREYENDO TODOS ESTOS AÑOS QUE LO
HABÍA PERDIDO!- le gritaba tirándole la decimoquinta esponja chorreando.
El rubio no podía reírse más y esquivaba las pastillas de
jabón, pero miró hacia atrás con los ojos cerrados y dispuesto a contestarle
algo y el espadachín le acertó en la cara haciendo que se diera un cabezazo
contra el suelo. Chii emitió una exclamación ahogada y Kurogane se le quedó
mirando como si no se creyera que le había dado, pero en seguida formó una
sonrisa macabra y acortó las distancias en grandes zancadas.
- ¡Ya eres mío! –dijo acorralándolo contra la pared, pero el
otro, a pesar de estar bastante mareado, consiguió sonreír- ¡Y ahora…
DEVUÉLVEMELO! – le gritó zarandeando a su cazador sin piedad.
Fye se dio cuenta de que no tenía escapatoria, a sí que
metió la mano en la cintura de la toalla y sacó algo consiguiendo que Kurogane
le soltara. “¿Y qué sacó, Chii?” Os preguntaréis. “¿Una pistola? ¿Un anillo?
¿Una katana?” ERROR. Sacó ante la estupefacción de todos y el alivio del
espadachín… un bonito osito de peluche. Casi se pudo oír el chasquido de las
cinco mandíbulas de nuestras chicas cayendo a la vez. Tomoyo se acercó al chico
de aspecto imponente que abrazaba tiernamente al osito de peluche, como sin
creerse que fuera real. Le tocó el brazo con un dedo como para asegurarse que
estaba allí y al notar los fuertes músculos del otro sus ojos centellearon de
alegría:
- Que tierno eres, Haganemaru- dijo, maravillada. Kurogane se
puso rojo como un tomate, pero alzó la barbilla reuniendo toda la dignidad que
le quedaba y se dio la vuelta marchándose con paso firme de nuevo a las duchas
haciéndose todo lo hombre que se puede ser abrazando un oso de peluche. Chii y
Sakura se habían agachado a comprobar el estado de la cabeza de Fye, que
murmuraba cosas sin nada que ver y tenía espirales en vez de ojos. Tomoyo daba
vueltas sobre si misma, sonriente:
- Sabía que debajo de esa dura coraza había un lado tierno
como un osito de peluche, sensible y cálido.- suspiraba en una nube de
felicidad.
- Como le brilla el pelo a Chii- decía Fye como si la otra
no estuviera allí-.¿Tú también lo crees, Sakura? Como se le acerque Ryhuo lo mato. ¡QUIERO LA PEGATINA DE LA PE !
Las chicas decidieron que ya estaba bien y lo dejaron en las
duchas cuando volvió en sí más o menos. Después de las clases, todos se fueron
a cenar tranquilamente, pero estaban todos tan cansados que les costaba
concentrarse en la cena. Al final, hasta el trío se hartó de tanta adulación de
sus admiradoras y se fue a la cama, como los demás, muertos de cansancio.
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