jueves, 9 de agosto de 2012

Capítulo 4: Una Broma de Mal Gusto

El Trío Calavera, se encontraba tranquilamente al final del pasillo, sonriendo.
-¡¿Dónde está?!- arrambló Primera con el grupo- ¡¿Dónde habéis escondido nuestra ropa?!
-Por todo el campus – Ryhuo estaba muy pagado de sí mismo.
-Pues iremos ahora mismo- continuó Primera.
-¿A las tres de la mañana?- preguntó Subaru con su inocencia impoluta.
-¿Con esos pijamitas tan sexys?- articuló Kamui dejando entre ver su lado de vampiro irresistible. Las chicas se sonrojaron.
-¡Está bien! Iremos cuando nos vistamos.- sentenció Tomoyo.
-¡Animo! Si encontráis algo que poneros- concluyó el chico con una gran sonrisa seductora sin apartar la vista de sus camisones.
De nuevo en el cuarto.
-¿Qué hacemos? No podemos quedarnos así…- la preocupación de Hikari era palpable.
-¿Y si les pedimos a los chicos ayuda?- dio una solución Chii.
-Ya sabemos que no se van a despertar tan fácilmente…- coincidieron Tomoyo y Primera.
-¡Pues usemos su ropa!- dijo Sakura con repentina lucidez.
En el dormitorio de los de cuarto. Todo estaba manga por hombro, y una saeta de diferentes ronquidos resonaba sin ningún compás. Dicha saeta se componía de silbidos silenciosos, como los de Fye o Yukito, u otros, como los de Kurogane o Tôya, que daban la impresión de que se iban a tragar la habitación.
A tientas las chicas buscaron las maletas de sus parientes más cercanos. Chii tras coger una camisa limpia de su hermano, se detuvo a observar como Fye dormía y en su interior algo comenzó a nacer. Primera buscaba a la desesperada una camisa en particular que ella misma le había regalado a Shougo, blanca con bandas plateadas. Tomoyo rebuscaba entre las pertenecías de Kurogane, pronto halló  una camisa, extra grande para ella, blanca lisa.
-¡Uf, por fin!- se sacudió el sudor de la frente Sakura con la única camisa que su hermano no se había puesto todavía.
-¡Esta me la llevo!- soltó Hikari arrancándole la camisa de las manos.
-¡¿Y ahora qué hago?!- preguntó Sakura a la oscuridad entre susurros.
Shaoran dormía plácidamente en su cama. A Sakura no le agradaba la idea de despertarlo pero debía de hacerlo. Titubeó en si hacerlo o no, pero lo acabó por hacer.
-Shaoran…Shaoran…- decía la chica mientras movía con timidez al chico. Este abrió uno de sus castaños ojos.
-¡Sakura!- pegó un brinco hacia atrás- ¿Qué haces aquí? Y ¿así?- dijo el chico ruborizado por la intrusión y por las vestimentas de la chica.
-¿Me haces un favor?- rompió ella el incomodo silencio que se había creado tras la desviación de la mirada del muchacho.
-D-dime…- articuló él sin poder mirarla.
-¿Me prestas una camisa?- hubo otra pausa en la que Sakura observaba, sentada al borde de la cama, como Shaoran revolví en su perfecta y colocada maleta- el Trío Calavera nos ha escondido la ropa- lo informó ella.
-Entiendo- en semblante de él había cambiado- os ayudaré- y tendiéndole la prenda aguardó hasta que ella se hubo cubierto para salir de la habitación.
-Mm…creo que es algo corta- sentenció el chaval al examinar el largo de las demás camisas y la suya puesta en Sakura.
-¡Shaoran!- canturreó Ryhuo- ¿a dónde crees que vas?- y abalanzándose sobre él intentó apresarlo. Shaoran quiso deshacerse de su abrazo, aunque finalmente acabó amordazado en una silla en su cuarto, bajo la mirada de su compañero y amigo.
-¡Pero a ti que narices te pasa! ¡Son solo chicas!- le espetó el apresado.
-Y por eso, como son solo chicas, Kamui les tiene algo reservado que es muy entretenido- dijo entre risas Ryhuo- y si piensas escaparte le enviaré esta foto- sacó de su bolsillo su móvil- de Sakura en camisón y la enviaré a todo el campus…no querrás eso ¿verdad?- terminó tapándole la boca al chico. Este solo pudo negar con la cabeza tras amenazar a su compañero con palabras inteligibles.
Las chicas salieron a la inmensidad de la noche con la única luz guía de la luna llena, decidas a encontrar, costara lo que costase, sus maletas. Los sonidos de la noche rezagaban el paso de las muchachas y asustadas hasta de las sombras que la fría luna dibujaba, no se detuvieron un instante. Llegando al jardín principal de la universidad, pudieron contemplar a lo lejos, como de entre la oscuridad emergía una gran figura rectangular.
-¡¡Mi tráiler!!- gritó Primera con alegría- ¿cómo nos lo llevamos?
-¡Oh, no! Tendremos que llamar a Yukito- afirmó preocupada Tomoyo.
-Creo que sería más fácil apretar el botón que pone “encoger”- señaló Sakura con su buena suerte.
-¡Esa es mi cuñadita!- alardeó Hikari abrazándola. Chii volvió a intervenir celosa.
El vehículo disminuía poco a poco bajo la mirada de las chicas. En cuestión de unos segundos se había reducido hasta alcanzar el tamaño de un puño.
-¡Bueeeno! ¡Gracias chicas!- bostezó Primera- Creo que me iré a la cama.
-¡¡Primera!! ¡Podrías dejarnos algo que ponernos o ayudarnos a buscar, como mínimo!
-¡Mi ropa es solo para Shougo! Pero os ayudaré.
Los minutos pasaban acelerados mientras la marcha de nuestras protagonistas continuaba.
-¡Esto es imposible!- se quejó Hikari cuando ya habían cubierto un tercio completo del campus.
-¿Dónde estarán escondidas?- soltó Tomoyo en voz alta.
-Y si…¿miramos en la piscina?- preguntó Chii sin perder la esperanza.
De camino hacia allí, los aspersores del césped más cercanos a la piscina comenzaron a funcionar.
-¡Sabemos que esto es cosa vuestra Kamui!- dijo una Tomoyo muy enfadada.
Atravesaron el camino hacia la piscina intentando no mojarse. Aunque su esfuerzo fuese en vano. Con las camisas adheridas al cuerpo haciendo entre ver los pijamas, consiguieron llegar a su objetivo. Dificultosamente vieron como en el agua flotaba una maleta.
-¡Es la mía!- vociferó Tomoyo- ¡Esto no hace ninguna gracia! ¡Cuando os pille os voy a matar!- acto seguido se metió de cabeza en el agua y nadó hasta la maleta. La cogió y de un solo intento la lanzó sobre pasando a sus compañeras y aterrizó en la zona verde.
Desde un cerezo cercano, los gemelos observaban divertidos la escena. Tomoyo salió de la piscina empapada, debido a la gravedad de su enfado, el agua se evaporó con rapidez. Tras esto continuaron con su complicada tarea. Regresaron al armario para dejar las recién encontradas cosas de Tomoyo y Primera. Decididas a escurrirse un poco el agua entraron a sus baños. En mitad de la estancia se encontraba Kurogane dormido profundamente con sus incansables ronquidos, y justamente detrás de él estaba instalada la maleta de Chii.
-¡Chicas, venid conmigo!- suplicó la muchacha en la entrada de los baños.
-¡De eso nada! Kurogane tiene muy mal despertar- coincidieron las demás con el miedo en los ojos.
-Por fa…-insistió la interlocutora.
-Esta bien, yo te acompañaré- en la cara de Tomoyo relucía algo más fuerte que el miedo al enfado del propio Kurogane.
Se colocó junto a él de rodillas y puso con cuidado la cabeza del joven sobre su regazo.
-Kurogane…-le susurró al oído- duerme tranquilo que ya estoy aquí- la escena que envolvía a la pareja se volvió repentinamente rosa, mientras, en un segundo discreto plano, aparecía Chii cargando la maleta por encima de su cabeza intentando sobrepasar a los jóvenes.
-¡Tomoyo!- las chicas se asustaron al creer que el muchacho se había despertado- no…no…ten cuidado- continuó él con los ojos cerrados.
-¡Qué mono me está cuidando en sueños!- los ojos de la chica se llenaron de estrellitas.
-¡Ya está!- soltó la maleta Chii- ¿nos vamos a por las demás?
-¿Y lo vamos a dejar aquí?- preguntó Tomoyo todavía con la cabeza de este en las rodillas.
La respuesta quedó clara al entrar las demás y llevarse a rastras a su amiga.
-¿Cómo lo lleváis, chicas?- sonó la sexy voz de Kamui en sus espaldas, junto a él estaba su hermano.
-¡Tú, engendro mal parido!- fue a por él Tomoyo, quien fue sujetada por sus amigas y compañeras- ¡Cuando terminé, te las verás conmigo! ¡Y créeme no voy a ser agradable!
-Tomoyo, por favor, bromas aparte- dijo el vampiro sin hacerle mucho caso- veníamos a daros alguna pista a cambio de algo…- dejó caer el chico.
-¿A cambio de qué?- preguntó Hikari.
-Eso depende de la chica que me pida la información- sonrió a Sakura y Hikari, quienes eran las únicas que faltaban.
-¡Ni se te ocurra!- lo amenazó Primera, abanico en mano- lo haremos nosotras solas. No os necesitamos.- fijó la vista en ambos gemelos.
-Está bien, ya veremos quién se rinde primero—concluyó Kamui malhumorado al tiempo que salía de allí seguido por su hermano.
-¡¿Primera qué has hecho?!- le espetaron sus amigas tras la marcha de los gemelos.
-No juegan limpio.
Con la ayuda del mapa de la universidad que Yukito les había dado hace ya un tiempo, fueron descalificando lugares para centrarse en puntos más concretos en su búsqueda. En el campus siempre bajo vigilancia de los gemelos, Tomoyo se detuvo.
-¿No estarán…?- con la idea fugaz argumentó inconsciente.
En el ala “Akai”, la correspondiente a los profesores. El silencio reinaba mayoritariamente más que en ningún lugar.
-Tomie….¿estás segura?- Hikari estaba temblando- no deberíamos estar aquí…
-Sabemos que son capaces de todo, por lo que creo, aquí encontraremos alguna.- hizo una pausa- seguro.
Avanzaron por el edificio octogonal que correspondía a las habitaciones de los profesores y salas comunes. Subieron a la segunda planta, una vez que peinaron cada rincón de la anterior, y con cautela abrieron la primera habitación. En ella dormían a moco tendido Ashura y Kissim.
-¡Son las profesoras de Música y Turismo!- dijeron entre susurros respectivamente. Hikari ahogó un grito al ver como era esta última sin maquillar.
-¡Pues sí que el maquillaje hace milagros!- argumentó Primera.
Pasaron a la segunda puerta descubriendo a Yuuko y una Mokona negra.
-Es la de moda- presentó Hikari a su profesora.
Esperanzadas por aquel dicho “a la tercera va la vencida”, abrieron con disposición el tercer dormitorio. Para su desagrado no encontraron ninguna maleta pero si a un Sorata empeñado en abrazar a su “cariñín” y a una Arashi  bien entrenada que lo separaba con una sola mano.
-¡Los de derecho!- coincidieron las chicas. Se resignaron- sigamos- Chii lideró esta vez la marcha.
En la siguiente estancia lo que descubrieron fue a Kayl y a Masayoshi compartiendo un futón. En la estantería había una nota que ponía “pedir otro futón”, el pobre Masayoshi estaba completamente fuera del mientras su compañero dormía a pierna suelta . Primera entró para admirar a Kayl y con rapidez las chicas la sacaron de allí antes de que alguno de los dos se despertara.
Con menos predisposición que al principio. Abrieron una rendija para echar un vistazo en el interior del cuarto que iba a continuación. Para  su sorpresa vieron como Fei Wong, el subdirector de la universidad, portaba un hacha la cual apuntaba al actual director.
-Ahora me libraré del problema de tantas reflexiones sin acabar en sueños- comentaba esta hacha en mano.
-La vida es…como una pesadilla- el viejo se había dado la vuelta y dormido continuaba expresando algunas de sus frases típicas. Fei Wong sobresaltado por el movimiento del viejo lanzó el hacha, clavándola en la pared y se acostó para disimular. Tras esta escena en la espalda de las chicas corrió un escalofrío. A Sakura le pareció haber oído su nombre entre la oscuridad más próxima.
Dirigiéndose a la penúltima de las habitaciones, descubrieron como Fuyitaka y Clow se encontraban tranquilamente sentados a los bordes de sus camas.
-¡Os estábamos esperando!- dijo Clow sonriente.
-¡Papá!- corrió Sakura a abrazarlo. Las demás se quedaron en el quicio de la puerta. Chii entró tras reconocer a su tío.
-Pasad chicas no temáis- sonreía Fuyitaka, padre de Shaoran quien estaba impartiendo clases en la universidad como arqueólogo.
-Es vuestra, ¿verdad?- señaló este último mientras Clow se deshacía del abrazo de su sobrina e hija.
-¡Es la maleta de Hikari!- sonrió Sakura- gracias.
-¡No hay de qué!- Fuyitaka era siempre amable con Sakura. Pensaba que era una buena influencia para su hijo.
-El profesor Ashura y Yasha nos la han traído.
-¡No tenían que haberse molestado, hombre!- Primera estaba decepcionada. Ahora no los vería dormir.
-Va siendo hora de que terminéis con la misión que estáis llevando a cabo y durmáis un poco…pronto será de día.- Clow parecía sereno pero bajo aquella mirada ¿se escondería una preocupación? Sakura lo miraba mientras este observaba por la ventana. Los rayos del sol se veían lejanos.
Devuelta en el pasillo…
-¡Por fa! Es la última puerta…-lloraba Primera.
-Ya tenemos la maleta. ¡Vámonos!- Hikari no quería permanecer ni un minuto más allí.
-Pero ¿acaso no queréis ver a los cañonazos de Ashura y Yasha?
-¿Al de Idiomas y al de Educación Física?- preguntó respectivamente Tomoyo.
Tras un breve silencio en el cual hacían una lista de pros y contras, decidieron echar vistazo…. Como fisgonas, que ese momento eran, asomaron una a una las cabezas formando una fila vertical por entre una pequeña apertura de la puerta.
-Ya les hemos dado a Clow y Fuyitaka la maleta que nos dejó una pareja peculiar- comentó Ashura quien estaba despierto mostrando una de sus personales sonrisas.
-¿A si que qué quereis?- lo interrumpió Yasha sin tan buen humor. Las chicas asustadas cerraron la puerta como precaución.
-¡¡Ha sido una mala idea Primera!!- la persiguieron con la maleta a cuestas.
-¡Yo no sabía que estarían despiertos!- huía de sus amigas la aludida.
De nuevo en el armario. Hikari soltaba su maleta. Las chicas notaron como un par de ojos se clavaban en su espalda. Lentamente se dieron la vuelta descubriendo a Kamui con la camiseta hecha jirones mostrando su perfecto torso.
-Veo que os había subestimado- levantó una de las comisuras de la boca, al tiempo que Hikari chocaba (sin querer) contra él. Le acarició el hombro- ¿has encontrado ya tu maleta?- la chica se separó con el entrecejo fruncido- ¿Quién nos falta?- el vampiro posaba la mirada de una a otra hasta detenerse- Sakura- sentenció.
-Acepto tu propuesta, Kamui- esta dio un paso al frente.
-¡¿Pero qué estás haciendo?!- sonaron las voces de sus amigas
-Seamos razonables, ya casi son las seis y no encontraremos la maleta que falta sin…- dijo sin apartar la mirada del chico, quien ladeó la cara y apoyó una de sus manos en la cadera.
-…Sin mi ayuda- terminó la frase de la chica con una de sus sonrisas.
Sin previo aviso el vampiro agarró a Sakura por la cintura, abrió una ventana y trepó hacia el tejado. Las demás intentaron ir tras ellos pero Subaru las agarró con su increíble fuerza.
-Lamento lo que mi hermano os está causando, pero es peligroso que lo sigáis.
El amanecer estaba dando paso a un sol tímido acompañado por las últimas ráfagas frías  que bailaban sin demora. El suelo que ambos pisaba resbalaba ligeramente debido al relente. Entre ellos se encontraba la maleta.
-Eres libre de cogerla…- comenzó divertido el chico- pero si lo haces no te ayudaré a bajar.
-Ya me las apañaré.
-¿Seguro? No soltaré a Shaoran para que venga en tu busca y pararé a todo aquel que lo intente.
-Se cuales son los riesgos- aventuró Sakura con la camisa abierta dejando ver el camisón. Sin pensárselo dos veces corrió hacia su maleta. Kamui sorprendido la hizo tropezar para que ella solicitara su ayuda. No daba crédito a lo que estaba viendo ¿tanto lo odiaba que aún colgada del tejado no pedía su ayuda?
Sus brazos no aguantaron por mucho más tiempo como para que volviera a subir al tejado y cayó. El suelo se volvió cálido y confortable. Sakura abrió los ojos. Kamui la había salvado.
-No pensaba que fueras tan terca- a Sakura le pareció advertir tristeza en los ojos de él. La depositó en el suelo junto a su maleta en la parte más cercana a la habitación del chico. Y antes de dejarla marchar se aproximó a su oído y le susurró- Confía, si él falla, estaré ahí para cogerte.








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