Capítulo
21: La llegada de Sushi.
Los
primeros rayos de sol le dieron en la cara. El chico esperaba ansioso en las
verjas de entrada de la TAU. No paraba de mirar a un lado y a otro de la
carretera que cruzaba justo enfrente de la universidad. Ya debería haber
llegado. ¿Y si había algún error y se lo mandaban a otro? ¿Y si habían tenido
un accidente por el camino? No, no podía ser eso. Seguro que solo era un
retraso. Pero…y si…
Mientras
seguía la tesitura del chico, el grupo de gimnasia que entrenaba en el patio
paso por su lado. Kurogane estaba entre ellos, pues la asignatura era
obligatoria en la carrera que había elegido cursar. Se percató de la presencia
de su amigo y, extrañado, fue a ver qué hacia tan temprano en la puerta y solo.
-¡Eh! ¿Qué haces hay como un pasmarote?
- Esperar- respondió Fye.
- ¡Ah, claro! Con eso me lo has aclarado todo-
la voz de espadachín rezumaba ironía.
- He respondido a lo que me has preguntado, si
querías que fuese más escueto, haberme hecho una pregunta más elaborada.
- Me pones de los nervios, vampiro de
pacotilla- se irritó Kurogane- ¿Me vas a contestar o no?
- Sigo sin oír la pregunta, Kurogrosero-
canturreó Fye.
Tomó aire,
trató de tranquilizarse; pues ya iba a cabrearse de nuevo y tragándose su
orgullo; pues era muy temprano para peleas, preguntó:
-¿Cuál es la causa, motivo o razón, de que te
encuentres en las verjas de la universidad, como antes has dicho, esperando? Y
¿Qué consecuencias tendrá lo que vayas a hacer ahora?
- Así si se puede responder, Kurorin. Pues
veras, estoy aquí porque he recibido un mensaje que decía que iba a llegar a
esta hora mi nuevo amigo. En el mensaje decía que llegaría a esta hora, pero
aun no aparece. En cuanto a las consecuencias no la sé, pero creo que seré
feliz, pues tengo un dicho: todo aquel que busca la felicidad, la encontrará.
Aunque, claro está, nunca se sabe que nos depara el futuro, con lo que es
imposible saber a ciencia cierta las consecuencias de la llegada mi nuevo
amigo. La persona que pudiera adivinar esto…
- Vale, vale, ya he quedado documentado- tuvo
que cortarlo el chico moreno, pues entonces seguiría filosofando en voz alta y
ya había perdido el hilo de los pensamientos de su amigo hace un rato.
En ese
momento, sonó un pitido procedente del grupo de deportistas. Era el monitor que
se había dedo cuenta de que le faltaba un alumno.
-Pues hay te quedas, Merlín sin barba.- se
despidió de el Kurogane. Y sin más echó a correr hacia sus compañeros, dejando
a Fye filosofando para sí mismo.
*
* *
- ¡Qué bien que el temporal haya
pasado!-exclamo primera.
Las
chicas habían salido como cada mañana a dar su carrerita matutina. Llevaban
unos cuantos días de retraso en este aspecto por la lluvia y ahora debían
aprovechar ya que el mal tiempo les daba un respiro. Se cruzaron con el grupo
de chicos que entrenaban y en el que se encontraba Kurogane. Cuando pasaron a
su lado, Sakura no pasó por alto que el chico no le había dirigido ni una
mirada a su “amada”.
-¡Ey!, Tomy, he notado un poco raro a
Kurogane.-le dijo a su amiga.
- Si, yo tampoco sé lo que le pasa
últimamente. Parece que quisiera ignorarme todo el rato.
- Pero, el día del experimento fallido de Fye
estabais muy bien ¿no?- se extrañó Sakura.
- Desde entonces solo me ha hablado para
resolver dudas sobre el horario de las clases y cosas por el estilo. Me trata
como una compañera más.-en los ojos Tomoyo se podía ver que eso le dolía más de
lo que intentaba aparentar.
- Tal vez tenga algún problema. ¿Has intentado
hablar con él?- la chica de cabellos
castaños intentaba ver el problema por el lado bueno.
- No…- titubeó- Es que… me da miedo: no quiero
llevarme una decepción. ¿Y si para el todo ha sido un juego?
- Claro que no. No es capaz de algo así, es
muy noble- la tranquilizo su amiga.
- Bueno, dejemos de hablar de mi- el humor de Tomoyo
cambió radicalmente en cuestión de segundos- ¿Y a ti? Veo que lo tuyo con
Shaoran va viento en popa. Esto acaba en boda, hazme caso.- le decía mientras
le buscaba las cosquillas.
- Pues…. si tú lo dices…
* *
*
Fye
seguía en las verjas del recinto cuando las chicas pasaban por allí. Chií se
disculpó y se fue con su Fye y las chicas con sonrisas picaras y palmaditas en
el hombro la dejaron marchar.
-Hola- saludo alegremente- ¿Qué haces aquí tan
solo?
-
Disfrutar del paisaje- brome el chico.
- Ja, ja, muy gracioso- resopló la chica
poniendo los ojos en blanco- y ¿por qué has elegido este lugar?
-
Porque es donde tengo que recoger a mi nuevo amigo, que ya se está retrasando
bastante.
-
¿Nuevo amigo?- se extrañó ella.
- ¡Mira, por allí viene!- dijo el vampiro
señalando al final de la carretera.
- Yo no veo nada- Chií intentaba afinar la
vista, pero nada daba resultado.
- ¡Ups! Lo siento, he olvidado que tú no lo
ves. Ventajas de ser vampiro- admitió encogiéndose de hombros. Chií no se lo
tomó muy bien y se enfurruñó como una niña pequeña, pero poco le duró el enfado
cuando Fye se acercó a ella, la abrazó y la besó suavemente en la mejilla.-
mira, aquí esta.
Llegó
una furgoneta toda de blando(los cristales del maletero y los asientos traseros
estaban tintados también de blanco), con un logo muy colorido. Del asiento del
copiloto salió un hombre de mediana edad, con una barba blanca de unos cuantos
días. Una gran barriga cervecera se marcaba en una camisa de uniforme que le
quedaba ajustada en esa parte. Colocándose bien las gafas que llevaba consulto
una libreta:
-Veamos, usted es el señor Fye d. Flourite.-
dijo en tono cansado, propio de aquel que esta aburrido de hacer siempre lo
mismo.
- Ese soy yo- dijo el “señor” levantando la
mano, como si estuviera en clase pasando lista.
- Sígame, por favor- se dirigió al maletero,
del cual salió un olor a rancio al abrirlo, y cogió una caja de madera con
agujeros en la que se podía leer:
CUIDADO: MERCANCIA PELIGROSA.
- Muchas gracias- dijo cortésmente Fye cuando
le entregó el paquete. Sin más, el repartidor subió de nuevo al coche, que
siguió su camino carretera adelante.
-Y ¿ahí dentro esta tu nuevo amigo?- pregunto
curiosa Chií.
- Ahora lo veras, ¡Ven conmigo!- y sujetando
la caja con el brazo derecho y la mano de chií con su mano izquierda, echó a
correr en dirección al edificio blanco.
*
* *
El
vampiro rubio los había reunido a todos en la sala común, pues, según él, lo
que allí ocurriría en ese momento cambiaria la historia de la TAU. Había
colocado la caja en el centro de la mesa de la sala común y había echo que
todos se colocaran alrededor de la misma. Cuando estuvo seguro de que todos le
prestaban atención todo la palabra.
-Bien, os preguntareis porqué os he llamado a
todos. Pues la respuesta esta ante vuestros ojos: quiero que todos juntos le
demos la bienvenida a mi nuevo amigo. Espero que lo tratéis bien- agregó
lanzándole una mirada acusadora a Kurogane.
- Pues deja de hacerte el interesante y abre
de una vez la maldita caja- le espetó este.
- Si, eso, que me estaba pintando las uñas- se
quejó Primera mostrando unas uñas a medio pintar en las que ya se podía ver una
bonita filigrana.
- De acuerdo, no me metáis prisa- el chico
rubio cogió una barra de hierro que había recogido del taller del campus para
hacer palanca y poder abrir la caja. Coloco la barra estratégicamente de manera
que no tuviera que emplear mucha fuerza y abrió por fin la caja. Estaba
cubierta por un lecho de serrín, y en un principio nadie vio lo que contenía.
- Esto… ¿Qué es lo que se supone que debemos
ver? ¿Un montón de serrín?- pregunto Shaoran.
- No, esto- respondió Fye cogiendo algo oculto
entre las virutas.
Era un
bichejo negro como el carbón y con unas pinzas en lo que parecía ser la cabeza
y una cola acabada en un aguijón en el lado contrario. Cuando lo identificaron,
Hikari, Tomoyo, Shuogo, Ryhuo y Kurogane
soltaron un grito y se intentaron alejar todo lo posible de la mesa.
-¿Estás loco? Cómo se te ocurre traer aquí ese
animal del demonio- gritó Tomoyo, que de no ser por la tarántula abría
descargado su ira sobre Fye.
- Pero si es encantador- e ofendió el chico.
- ¿A ti te falta algo verdad? ¿Sabes que es
venenoso?- le riñó Kurogane.
- Que no, que es incapaz de hacer nada malo a
nadie. ¿No ves que carita?- lo defendió su dueño.
- Que
sabrás tu, si acaban de traértelo. Además, ¿carita? Si la veo, en la carita
tiene dos pinzas capaces de arrancarte un dedo- dijo sin poder creer lo que oía
el espadachín.
- Tôya, protégeme- Hikari se había ocultado
detrás de su novio, aunque en realidad no le asustaba tanto el animal, pero
cualquier escusa era buena para acurrucarse junto a él.
- No te preocupes- le contesto este- conmigo
estarás a salvo- dijo mientras la abrazaba.
- Vamos chicos, no hagamos de esto un monte-
intervino Chií- Fye lo tendrá en una urna y no habrá peligro de que hiera a
nadie.
- De eso nada- saltó el aludido- no pienso
meterlo en una urna, Sushi prefiere la libertad.
- ¿Sushi?
- Sí, es el nombre que le he puesto- dijo
alegremente el chico.
- Ahora esto- se desespero Kurogane- luego
sucederá como con Bobibú, que lo tendré que cuidar yo. Pues esta vez no pienso
tocar a esa cosa.
- Pero,
Fye, ¿no ves que si no lo tienes en una urna se te puede perder?- intentó
razonar Chií.
- ¡Ah! Por eso no te preocupes, ya lo he
pensado- respondió – lo voy a pintar de amarillo fosforito, así será mucho más
visible. Es imposible que se pierda.
La
chica no acabó muy convencida, pero no supo que decir para convencerlo: cuando
Fye se ponía en ese plan, nada podía hacerle cambiar de opinión.
-Creo que no podre dormir nunca más con ese
animal suelto por el campus- dijo Shuogo.
- A pues no te preocupes, vente a dormir con
migo- solucionó Primera- yo te protegeré- ya que a la chica no le asustaba la
tarántula
-¡NI LO
SUEÑES!- gritaron al unisonó todas las chicas.
*
* *
- ¿Se
puede saber en que estas metido ahora?- preguntó Kurogane.
- Cumplo con lo acordado- respondió Fye- estoy
pintando a Sushi de amarillo fosforito. Por cierto, le he cogido prestado a
Primera este pintauñas para ello, no se enfadara ¿verdad?
- Ya sabes cómo es Primera, no creo que se lo
tome muy bien.
- Bueno, lo hecho esta hecho- dijo el chico
rubio restándole importancia- mira como me a quedado.- tendió la mano en la que
tenia a la tarántula totalmente embadurnada de amarillo hacia su amigo.
- Aparta eso de mí, imbécil- dijo este dando
un brinco hacia atrás. Aun no había superado su aversión a la nueva mascota de
Fye.
- No le hagas caso, Sushi, Kurobruto no lo
dice en serio, es que el es así al principio con todo el mundo.
*
* *
En el
cuarto de las chicas, primera seguía con su sección de manicura cuando se
percato de que le faltaba un pintauñas.
-¿Alguien ha visto mi pintauñas amarillo?- les
preguntó a sus compañeras.
- No, que pasa, ¿lo has perdido?- contestó
Sakura.
- Sí, y me encantaba ese amarillo, era muy
“magnibuloso”.
- ¿Que es, otra palabra nueva?
- Es la fusión de magnifico y fabuloso,
pero eso no es lo importante ahora, ¿me vais a ayudar a encontrar mi
pintauñas?- en ese momento recordó las palabras de Fye en la sala común y supo
que el tenia su pintauñas.- no hace falta que busquéis chicas, ya se donde
esta.
Sin
decir nada mas se dirigió a la habitación de los chico de cuarto, pero no le
hizo falta andar mucho, pues se encontró con fye por al camino.
-¡Dame mi pintauñas!
- ¿Has visto a Sushi?
Los dos
hablaron al mismo tiempo, parecía que lo habían ensayado. Las chicas venían
siguiendo a primera, pues no querían perderse el espectáculo que se anunciaba.
-¡Ey, chicas! ¿Habéis visto a sushi?- repitió
Fye.
- No, ¿por?- preguntó Chií.
- Es que…- al chico le daba vergüenza
reconocerlo- lo he perdido.
- ¡QUEEEEE!- gruñó Tomoyo- esto no puede ser
verdad, ¿otra vez la misma historia? A ver si voy a tener que “cambiarte” a ti
también.
- Por favor chicas, ayudadme a encontrarlo-
rogó desesperadamente.
Las
chicas aceptaron y salieron corriendo en todas direcciones, dejando sola a
Primera en mitad del pasillo, esperando que le devolvieran su pintauñas.
* *
*
Estaba
entre las sabanas de la cama de Kurogane. Lo habían encontrado gracias a él,
pues cuando iba a echarse una siesta, abrió las sabanas para meterse en la cama
y, justo cuando se sentó, notó un pinchazo en el trasero que le hizo dar un
bote: era Sushi. Tal disgusto se llevó con el bichito, que lo encerró en la
antigua pecera de Bobibú. Cuando lo vio Fye le riñó severamente, pues según él,
no era un sitio adecuado para vivir, le hecho en cara que él no sería capaz de
vivir en un sitio tan reducido y la discusión siguió durante horas, hasta que
llegó Primera:
-Vale, vale, dejad de pelearos, y tu- dijo
señalando a Fye- ¿me vas a dar ya mi pintauñas?
- ¡Ah! Claro, aquí tienes- y se lo tendió en
la mano.
- Pero…- lo que primera se encontró no era
nada parecido a lo que ella tenía: estaba totalmente vacío y pegajoso, pues se había
derramado gran parte del contenido.
- No te quejaras ¿en?- lo he dejado tal y como
lo cogí- dijo el vampiro, como si tal cosa.
- ¿Pero tú crees que yo soy tonta? ¡Esto está
completamente vacío, pedazo de merluzo!- estaba realmente enfadada.
- Ya te decía yo que no se iba a tomar nada
bien que le cogieses las cosas sin permiso- dijo en susurros Kurogane. El chico
rubio, mientras tanto, inspeccionaba la estancia en busca de una vía de escape.
- Creo que ha llegado la hora de que cambiemos
de persona a la que cambiar- antes de terminar la frase había sacado de la nada
un abanico, y lo golpeaba amenazadoramente en la palma de su mano.
El chico
saltó por la ventana que tenía a su espalda, y primera, ni corta ni perezosa,
lo siguió con un espectacular saltó por todo el campus
*
* *
Bueno,
estoy subido a un árbol intentando escapar de la loca esa. Creo que me voy a tener
que quedar aquí un buen rato, así que me voy a poner cómodo. He pensado que tal
vez sea conveniente que tenga a Sushi en una urna como me sugirió Chií. Sí, eso
are, evitare muchos problemas de ese modo. Podría decorarla, para darle más
alegría a la casa de Sushi, ya que tiene que vivir encerrado que sea en un
lugar agradable y también podría… bueno, pero eso son cosas “Fyesonales”. Ya
nos veremos en otro capítulo, chao.