La gente estaba cansada tras la fiesta. Era
un día nubloso, casi lluvioso. Todos estaban durmiendo. Ese día no tenían
clases, pues los profesores habían sido piadosos y los habían dejado descansar.
Todos dormían, menos una chica. Estaba corriendo por todo el campus, con unos
cascos puestos para que la energía de la música la ayudara a continuar. Se paró
un instante para tomar un trago de agua y siguió sin perder el ritmo. Primera
había marcado su objetivo y no pararía hasta verlo cumplido.
* *
*
-
Puuu, que aburrimiento- decía la criaturita blanca- todos están
dormidos. ¡Mokona quiere jugar!
Como si
la hubiesen oído, aparecieron por la puerta de la sala común Sakura y Chií, aun
en pijama.
-
Hola, Mokona- saludo alegremente Sakura- ¿Qué haces por aquí?
-
¡Por fin os levantáis! Sois unas dormilonas- dijo esta saltando a los
brazos de la chica.
-
Si tú supieses a qué hora nos hemos acostado…- susurró Chií.
-
Pues muy mal hecho, hay que dormir para poder rendir al día siguiente-
les riñó el conejito blanco.
-
Sí, claro- las chicas no la tomaron en serio.
-
¡Ah, estáis aquí!- Hikari acababa de entrar en la estancia- quería
contaros algo.
-
Habla, somos todo oído- dijo Sakura.
-
Veréis, estoy preocupada por mi hermana.
-
¿Qué le pasa a Tomoyo?- se preocupó chií.
-
Pues ¿no os dais cuenta? ¡Está enamorada de Kurogane!
-
¡Vaya que novedad!- se decepcionó la chica rubia.
-
¿Y qué pasa con eso?- dijo su prima.
-
Creo que deberíamos echarle un capote, ya que Kurotimido no parece por
la labor de colaborar- respondió Hikari.
-
Me parece bien pero… ¿Qué propones?- preguntó Chií.
-
Estaba pensando en una especie de “cita a ciegas”…
-
¡Vaya, aquí estáis todas!, asuste un poco al verme sola en la
habitación- era Tomoyo, que entrando por la puerta calló la conversación de las
demás chicas- ¿de qué hablabais?
-
No, nada, tonterías- saltó inocentemente Sakura.
-
No, chicas, dejad que se entere- apostillo Hikari- seguro que estará
de acuerdo con llevar a cabo el plan.
-
¿Qué pasa?- se interesó su hermana.
-
Veras, hermanita, ya sabemos lo que sientes por Kurogane.
-
Yo… esto…- Tomoyo se había puesto roja como un tomate.
-
Vamos, mujer, no disimules que hay confianza- la picó Chií.
-
Bueno, ¿me vais a dejar seguir?- las corto Hikari- bien, pues habíamos
pensado en organizaros una “cita a ciegas” o un “encuentro casual”, como
prefieras llamarlo.
-
¡¡QUE!! ¡¿te refieres a una tarde solos él y yo?!
-
Ya sabía yo que se pondría así- Sakura, que conocía muy bien a Tomoyo,
ya temía su peor reacción.
-
¡¡ME ENCANTA!!- exclamó Tomoyo para sorpresa de todas- ¡gracias,
chicas os adoro!- y abrazó a las demás.
-
Bueno, vasta que me ahogas- Hikari se deshizo del abrazo para poder
continuar- tenemos que ponernos de acuerdo en la hora, el lugar… y sobre todo
tu ropa, tu pelo…
* *
*
En el pasillo, Shaoran iba absorto en una
revista que parecía muy interesante. El chico no se percató de la presencia de
Mokona.
-
Shaoran, ¿ya no me saludas?, Mokona triste.
-
¿Eh?- este se volvió para ver quien le había hablado- ¡Ah! Perdona
Mokona, no te había visto, estaba leyendo esto-dijo levantando la revista a
modo de explicación.
-
Y ¿Qué es eso?
-
Es un catálogo de libros, estaba leyendo el resumen de uno que quería
comprar.
-
¡Ah! Eso está muy bien, oye ¿me puedo quedar contigo? Es que las
chicas están hablando y no me dejan participar en la conversación.
-
Claro- Shaoran no quería ni imaginar que sería tan importante para las
chicas como para que no le hiciesen caso a Mokona, puesto que la adoraban.
En ese momento apareció por las escaleras
Primera. La chica era un fantasma de sí misma. Estaba muy pálida y ojerosa,
además se le marcaban a la piel todos los huesos. Venía jadeando y cubierta en sudor, con un chándal color
agua marina con lentejuelas aquí y allá
que no conseguían alegrar el aspecto de la joven.
-
¡Primera!- se preocuparon Mokona y Shaoran- ¿Qué te ocurre?
De los labios de la chica no salió más que
un débil gemido y se derrumbo en el suelo. Pero antes de que lo rozase
siquiera, como salido de la nada, Shuogo la tenía en brazos y la miraba con
ojos llenos de preocupación. Parecía que había una conexión entre ambos, en la
que uno sabia el estado del otro sin ni siquiera haberse mirado. Shaoran se
pregunto si tendrían algo parecido Sakura y el. Deseo que fuese así.
-
¿Qué te sucede, amor mío? ¿Qué te ha pasado?- Shuogo parecía al borde
de la lagrima.
-
Dame comida…- eso es lo único que salió de sus labios antes de perder
el conocimiento.
-
¡¡PRIMERA!! Despierta, por favor, despierta.
-
Abrid paso a la ambulancia, ¡nino, nino!- al final del pasillo
apareció Fye ataviado con su set de médico y montado en una ambulancia de cartón
de dimensiones bastante pequeñas, parecía haber sido pintada en una caja de un metro
cubico. Era bastante cutre y patético.
-
Fye, no estamos para bromas- le riño Shaoran- está enferma, no es un
juego.
-
Pero, que no, que voy en serio que ya me he sacado el titulo en CEAC-
le espeto con chulería el vampiro- yo me preocupo por la salud de mis
compañeros del campus, no como otros que no hacen más que mirar y poner pegas
absurdas.
-
¡¿Queréis dejar da discutir y atender a mi Primera?!- salto Shuogo- se
está muriendo.
El semblante de Fye cambio por completo,
ahora era un profesional, luego habría tiempo para las bromas.
-
Que no cunda el pánico- dijo arrodillándose junto a la chica- el pulso
lo tiene bien- su oído de vampiro era suficiente, no necesitó tomarle el pulso-
puede que un poco alterado, nada grave. Veámosle las pupilas… ¿alguien sabe de dónde
viene?
-
No nos lo ha dicho- respondió Shaoran.
En ese momento salieron las chicas de la
sala común y al ver la escena se preocuparon por la enferma. Aunque la chica a
veces era un poco incordio no le deseaban nada malo, es más, le habían cogido
cariño.
-
No os preocupéis- las tranquilizó el médico- pero ¿sabéis donde estaba
hasta este momento?
-
Pues no, cuando nos hemos despertado ya no estaba en la habitación. –
respondió Chií y las chicas se sintieron culpables por no haberse percatado del
detalle hasta ahora.
Primera
empezó a despertar.
-
Cielo, anda dime ¿de dónde vienes?- le rogo Shuogo.
-
Tengo hambre…
-
Voy a por algo a la maquina expendedora- se ofreció Sakura.
-
Trae algo líquido- le aconsejó Fye.
Mientras
que la chica llegaba, el médico concluyó con su reconocimiento y por fin dijo:
-
Bueno, creo que o le pasa nada grave, tan solo esta desfallecida. A
saber que habrá estado haciendo esta mañana. Se pondrá bien, ahora solo
necesita descansar y comer un poco, pero con moderación, puede vomitarlo todo
si se excede.- sus palabras se volvieron muy maduras, lo que a Chií volvió
loca- hiciste bien en llamarme Mokona.
-
Mokona enfermera al servicio de la comunidad- dijo esta.
-
Para mí que se lo tiene un poco creído ¿no?- murmuraba por otro lado
las gemelas sobre Fye.
-
Ya estoy aquí- Sakura había llegado con un zumo- creo que esto no le
sentara mal- y arrodillándose junto a Primera empezó a darle de beber pequeños
sorbos.
* *
*
Tôya y Yukito ya estaban enterados del
plan de las chicas. Estas habían pensado que sería ventajoso tener aliados en
el “otro bando”(o sea, los chicos) para que las ayudases con Kurogane ya que
Tomoyo ya era participe del plan. Entraron en la habitación del chico.
-
¿Se puede?
-
Para que preguntas si ya estas dentro- respondió Kurogane.
-
Bueno no te pongas así, que venimos en son de paz, además este también
es nuestro dormitorio- le recordó Tôya.
-
Venga, decidme ya lo que tengáis que decirme y no me molestéis mas- el
espadachín no estaba de humor hoy.
-
Pero ¿qué te hace pensar que hemos venido a eso?- se ofendió Yukito.-
solo queríamos pasar un rato con nuestro mejor amigo Kurogane.
-
Si ya- sospechó este.
-
Pero ya que lo dices… - saltó Tôya como quien no quiere la cosa-
habíamos pensado en acompañar a Mokona a hacer sus compras navideñas y…
-
¿Compras navideñas?- lo cortó Kurogane-¡pero si faltan meses para
navidad!
-
Ya, pero Mokona es así- dijo Yukito- cosas suyas- e hizo un ademan con
la mano para quitarle importancia.
-
Que si te vienes con nosotros- concluyó Tôya.- habíamos pensado en ir
a cenar luego y eso. Tal vez Ir al cine o a una sala de videojuegos…
-
Pues la verdad es que me apetece salir un rato de estas cuatro
paredes- respondió el espadachín- ¿a qué hora os vais?
-
A las seis de la tarde.
-
De acuerdo, estaré listo para esa hora.
-
Y una cosa más- recordó Yukito- no vallas de cualquier manera ¿vale?
-
¿Qué más da? Solo me vais a ver vosotros- objeto Kurogane.
-
Hazme caso, arréglate un poco, anda- y diciendo esto salieron de la
habitación dejando extrañado al chico.
* *
*
Era la hora del almuerzo. Ese día el almuerzo
estaba compuesto de un puré de verdura de aspecto sospechoso y estofado de
carne, de no se sabe que procedencia. Los platos estaban intactos sobre las
mesas, nadie se atrevía a probarlo. Excepto una persona. Primera ya iba por su
tercer plato de puré, ya que se negaba a probar el estofado.
-
Por dios, ¡que tripas!- dijo Tomoyo entre dientes.
-
Aun no nos has explicado lo que te ha ocurrido esta mañana- dijo Fye
dirigiéndose a Primera.
-
Ah- dijo esta, y tragando lo que le quedaba en la boca aclaró- la
culpa es de Tôya.
-
¿¡Que!? – se ofendió el aludido- ¿se puede saber que he hecho?
Shuogo saltó a la defensa de su amada.
-
¡Que le has hecho a mi novia!- se incorporó de la mesa, pero antes de
que se abalanzase sobre Tôya, Shaoran lo sujetaba con ambos brazos- ¡suéltame,
le voy a dar su merecido a ese hijo de…!
-
¡Tranquilo amor mío!- se apresuró a decir Primera- no hay que ponerse así.
Es su culpa, si, es el único responsable de que haya engordado medio kilo tras
la última fiesta.
-
¿Y por qué tengo yo la culpa?- quiso saber Tôya.
- Recuerdas los platos que preparaste ¿no?- respondió la chica- pues
estaban tan irresistibles que no pude parar de comerlos y al final mira lo que
ha pasado- se levanto del asiento y se señalo las caderas, como diciendo que
estaba más ancha. El rostro de la chica no dejaba duda de que hablaba en serio,
estaba realmente preocupada por algo que solo eran imaginaciones suyas.
-
Pero ¿Qué dices? Si estas estupenda- dijo Hikari- no hacía falta que
te matases a correr.
-
Es cierto- corroboró Sakura.
-
De todas maneras voy a hacer un poco de plan hasta que me vea igual
que antes- Primera llegaba a ser muy cabezota cuando quería.
La mesa entera soltó un suspiro
exasperado, pero estaba realmente preocupado por la salud de su amiga.
* *
*
En el cuarto de las chicas todo eran
prisas. Todas estaban pendientes de Tomoyo. Unas miraban que sombra de ojos
podía irle mejor, otras decidían que ropa debería ponerse y otras manoseaban el
pelo de la chica dándole forma.
-
Creo que esto es excesivo chicas.- dijo Tomoyo algo cohibida.
Pero
no le hicieron caso y siguieron con su misión: dejarla perfecta
* *
*
Kurogane había llegado a la fuente donde
había quedado con los chicos. Llevaba unos vaqueros y una camiseta arreglada.
Iba (a su parecer) demasiado arreglado para ir de paseo por la ciudad, pero ya
que los chicos se habían empeñado…por cierto, “los chicos” se estaban
retrasando bastante, llevaba quince minutos esperándolos y aun no daban señales
de vida. Estaba empezando a impacientarse.
En ese momento vio a lo lejos una figura
que se dirigía hacia allí. Pensó en lo que les iba a decir a esos dos cuando
los tuviera cerca. Pero el que se acercaba no era quien él creía. Era Tomoyo.
* *
*
“Las
chicas han hecho un buen trabajo” pensó Tomoyo mientras se dirigía al encuentro
de Kurogane. Llevaba unos pantalones pitillo marrones y una camiseta ancha
estampada toda de flores en tonos verdes, naranjas y amarillas rojizas. Calzaba
unas manoletinas a juego con todo. Las chicas habían pensado en plancharle el
pelo con la plancha, pero ella se opuso rotundamente (no soportaba las puntas
quemadas), asique solamente le recogía su pelo lacio una sencilla diadema. El
maquillaje casi no se notaba, pero la hacía más guapa. Arreglada pero informal.
A su gusto. Solo esperaba que también le gustase Kurogane.
-
Hola- saludo cohibida la chica.
Kurogane estaba totalmente desconcertado.
¿Qué hacía allí Tomoyo? Además, con esa ropa… ¿y si tenía una cita? Esa idea lo
desanimo bastante.
-
Hola, ¿esperas a alguien?
-
Bueno, si y no, em…- empezaba a sonrojarse por momentos- veras, tengo
que decirte algo.
-
Habla- contesto el chico totalmente confundido.
-
Esto…Tôya y Yukito no van a venir- Kurogane frunció el ceño y la chica
siguió hablando- si, es que las chicas me organizaron una cita a ciegas con…-se
calló, incapaz de seguir hablando por la vergüenza y el miedo al rechazo. Deseó que se la tragase la tierra.
-
¿Con quién?- pregunto el chico, aunque no estaba seguro de querer
saberlo. ¿Y si se había enamorado de otro? Si eso ocurría no sabía cómo
reaccionar.
-
Contigo- dijo entre dientes.
Kurogane no sabía si sentirse aliviado,
agradecido o furioso (por que no le hubiesen dicho nada) así que calló.
-
Bueno ¿Qué te parece?- Tomoyo creyó que no era correspondida- no estás
obligado. Si no quieres pasear conmigo…
-
¡CLARO QUE QUIERO!- dijo Kurogane en un tono quizás muy alto y
colorado como un tomate- me encantaría dar un paseo contigo
La cara de Tomoyo se lleno de luz, signo
de su alegría.
-
Pues vamos.
Y así terminamos hoy amigos. Que os vaya
bien. Besos.
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