sábado, 29 de septiembre de 2012

capitulo 14: Sobresaltos


   La gente estaba cansada tras la fiesta. Era un día nubloso, casi lluvioso. Todos estaban durmiendo. Ese día no tenían clases, pues los profesores habían sido piadosos y los habían dejado descansar. Todos dormían, menos una chica. Estaba corriendo por todo el campus, con unos cascos puestos para que la energía de la música la ayudara a continuar. Se paró un instante para tomar un trago de agua y siguió sin perder el ritmo. Primera había marcado su objetivo y no pararía hasta verlo cumplido.
*     *     *
-        Puuu, que aburrimiento- decía la criaturita blanca- todos están dormidos. ¡Mokona quiere jugar!
Como si la hubiesen oído, aparecieron por la puerta de la sala común Sakura y Chií, aun en pijama.
-          Hola, Mokona- saludo alegremente Sakura- ¿Qué haces por aquí?
-          ¡Por fin os levantáis! Sois unas dormilonas- dijo esta saltando a los brazos de la chica.
-          Si tú supieses a qué hora nos hemos acostado…- susurró Chií.
-          Pues muy mal hecho, hay que dormir para poder rendir al día siguiente- les riñó el conejito blanco.
-          Sí, claro- las chicas no la tomaron en serio.
-          ¡Ah, estáis aquí!- Hikari acababa de entrar en la estancia- quería contaros algo.
-          Habla, somos todo oído- dijo Sakura.
-          Veréis, estoy preocupada por mi hermana.
-          ¿Qué le pasa a Tomoyo?- se preocupó chií.
-          Pues ¿no os dais cuenta? ¡Está enamorada de Kurogane!
-          ¡Vaya que novedad!- se decepcionó la chica rubia.
-          ¿Y qué pasa con eso?- dijo su prima.
-          Creo que deberíamos echarle un capote, ya que Kurotimido no parece por la labor de colaborar- respondió Hikari.
-          Me parece bien pero… ¿Qué propones?- preguntó Chií.
-          Estaba pensando en una especie de “cita a ciegas”…
-          ¡Vaya, aquí estáis todas!, asuste un poco al verme sola en la habitación- era Tomoyo, que entrando por la puerta calló la conversación de las demás chicas- ¿de qué hablabais?
-          No, nada, tonterías- saltó inocentemente Sakura.
-          No, chicas, dejad que se entere- apostillo Hikari- seguro que estará de acuerdo con llevar a cabo el plan.
-          ¿Qué pasa?- se interesó su hermana.
-          Veras, hermanita, ya sabemos lo que sientes por Kurogane.
-          Yo… esto…- Tomoyo se había puesto roja como un tomate.
-          Vamos, mujer, no disimules que hay confianza- la picó Chií.
-          Bueno, ¿me vais a dejar seguir?- las corto Hikari- bien, pues habíamos pensado en organizaros una “cita a ciegas” o un “encuentro casual”, como prefieras llamarlo.
-          ¡¡QUE!! ¡¿te refieres a una tarde solos él y yo?!
-          Ya sabía yo que se pondría así- Sakura, que conocía muy bien a Tomoyo, ya temía su peor reacción.
-          ¡¡ME ENCANTA!!- exclamó Tomoyo para sorpresa de todas- ¡gracias, chicas os adoro!- y abrazó a las demás.
-          Bueno, vasta que me ahogas- Hikari se deshizo del abrazo para poder continuar- tenemos que ponernos de acuerdo en la hora, el lugar… y sobre todo tu ropa, tu pelo…
*     *     *
     En el pasillo, Shaoran iba absorto en una revista que parecía muy interesante. El chico no se percató de la presencia de Mokona.
-          Shaoran, ¿ya no me saludas?, Mokona triste.
-          ¿Eh?- este se volvió para ver quien le había hablado- ¡Ah! Perdona Mokona, no te había visto, estaba leyendo esto-dijo levantando la revista a modo de explicación.
-          Y ¿Qué es eso?
-          Es un catálogo de libros, estaba leyendo el resumen de uno que quería comprar.
-          ¡Ah! Eso está muy bien, oye ¿me puedo quedar contigo? Es que las chicas están hablando y no me dejan participar en la conversación.
-          Claro- Shaoran no quería ni imaginar que sería tan importante para las chicas como para que no le hiciesen caso a Mokona, puesto que la adoraban.
     En ese momento apareció por las escaleras Primera. La chica era un fantasma de sí misma. Estaba muy pálida y ojerosa, además se le marcaban a la piel todos los huesos. Venía  jadeando y cubierta en sudor, con un chándal color agua marina con lentejuelas aquí  y allá que no conseguían alegrar el aspecto de la joven.
-          ¡Primera!- se preocuparon Mokona y Shaoran- ¿Qué te ocurre?
     De los labios de la chica no salió más que un débil gemido y se derrumbo en el suelo. Pero antes de que lo rozase siquiera, como salido de la nada, Shuogo la tenía en brazos y la miraba con ojos llenos de preocupación. Parecía que había una conexión entre ambos, en la que uno sabia el estado del otro sin ni siquiera haberse mirado. Shaoran se pregunto si tendrían algo parecido Sakura y el. Deseo que fuese así.
-          ¿Qué te sucede, amor mío? ¿Qué te ha pasado?- Shuogo parecía al borde de la lagrima.
-          Dame comida…- eso es lo único que salió de sus labios antes de perder el conocimiento.
-          ¡¡PRIMERA!! Despierta, por favor, despierta.
-          Abrid paso a la ambulancia, ¡nino, nino!- al final del pasillo apareció Fye ataviado con su set de médico y montado en una ambulancia de cartón de dimensiones bastante pequeñas, parecía haber sido pintada en una caja de un metro cubico. Era bastante cutre y patético.
-          Fye, no estamos para bromas- le riño Shaoran- está enferma, no es un juego.
-          Pero, que no, que voy en serio que ya me he sacado el titulo en CEAC- le espeto con chulería el vampiro- yo me preocupo por la salud de mis compañeros del campus, no como otros que no hacen más que mirar y poner pegas absurdas.
-          ¡¿Queréis dejar da discutir y atender a mi Primera?!- salto Shuogo- se está muriendo.
     El semblante de Fye cambio por completo, ahora era un profesional, luego habría tiempo para las bromas.
-          Que no cunda el pánico- dijo arrodillándose junto a la chica- el pulso lo tiene bien- su oído de vampiro era suficiente, no necesitó tomarle el pulso- puede que un poco alterado, nada grave. Veámosle las pupilas… ¿alguien sabe de dónde viene?
-          No nos lo ha dicho- respondió Shaoran.
     En ese momento salieron las chicas de la sala común y al ver la escena se preocuparon por la enferma. Aunque la chica a veces era un poco incordio no le deseaban nada malo, es más, le habían cogido cariño.
-          No os preocupéis- las tranquilizó el médico- pero ¿sabéis donde estaba hasta este momento?
-          Pues no, cuando nos hemos despertado ya no estaba en la habitación. – respondió Chií y las chicas se sintieron culpables por no haberse percatado del detalle hasta ahora.
Primera empezó a despertar.
-          Cielo, anda dime ¿de dónde vienes?- le rogo Shuogo.
-          Tengo hambre…
-          Voy a por algo a la maquina expendedora- se ofreció Sakura.
-          Trae algo líquido- le aconsejó Fye.
Mientras que la chica llegaba, el médico concluyó con su reconocimiento y por fin dijo:
-          Bueno, creo que o le pasa nada grave, tan solo esta desfallecida. A saber que habrá estado haciendo esta mañana. Se pondrá bien, ahora solo necesita descansar y comer un poco, pero con moderación, puede vomitarlo todo si se excede.- sus palabras se volvieron muy maduras, lo que a Chií volvió loca- hiciste bien en llamarme Mokona.
-          Mokona enfermera al servicio de la comunidad- dijo esta.
-          Para mí que se lo tiene un poco creído ¿no?- murmuraba por otro lado las gemelas sobre Fye.
-          Ya estoy aquí- Sakura había llegado con un zumo- creo que esto no le sentara mal- y arrodillándose junto a Primera empezó a darle de beber pequeños sorbos.
*     *    *
     Tôya y Yukito ya estaban enterados del plan de las chicas. Estas habían pensado que sería ventajoso tener aliados en el “otro bando”(o sea, los chicos) para que las ayudases con Kurogane ya que Tomoyo ya era participe del plan. Entraron en la habitación del chico.
-          ¿Se puede?
-          Para que preguntas si ya estas dentro- respondió Kurogane.
-          Bueno no te pongas así, que venimos en son de paz, además este también es nuestro dormitorio- le recordó Tôya.
-          Venga, decidme ya lo que tengáis que decirme y no me molestéis mas- el espadachín no estaba de humor hoy.
-          Pero ¿qué te hace pensar que hemos venido a eso?- se ofendió Yukito.- solo queríamos pasar un rato con nuestro mejor amigo Kurogane.
-          Si ya- sospechó este.
-          Pero ya que lo dices… - saltó Tôya como quien no quiere la cosa- habíamos pensado en acompañar a Mokona a hacer sus compras navideñas y…
-          ¿Compras navideñas?- lo cortó Kurogane-¡pero si faltan meses para navidad!
-          Ya, pero Mokona es así- dijo Yukito- cosas suyas- e hizo un ademan con la mano para quitarle importancia.
-          Que si te vienes con nosotros- concluyó Tôya.- habíamos pensado en ir a cenar luego y eso. Tal vez Ir al cine o a una sala de videojuegos…
-          Pues la verdad es que me apetece salir un rato de estas cuatro paredes- respondió el espadachín- ¿a qué hora os vais?
-          A las seis de la tarde.
-          De acuerdo, estaré listo para esa hora.
-          Y una cosa más- recordó Yukito- no vallas de cualquier manera ¿vale?
-          ¿Qué más da? Solo me vais a ver vosotros- objeto Kurogane.
-          Hazme caso, arréglate un poco, anda- y diciendo esto salieron de la habitación dejando extrañado al chico.
*     *     *
     Era la hora del almuerzo. Ese día el almuerzo estaba compuesto de un puré de verdura de aspecto sospechoso y estofado de carne, de no se sabe que procedencia. Los platos estaban intactos sobre las mesas, nadie se atrevía a probarlo. Excepto una persona. Primera ya iba por su tercer plato de puré, ya que se negaba a probar el estofado.
-          Por dios, ¡que tripas!- dijo Tomoyo entre dientes.
-          Aun no nos has explicado lo que te ha ocurrido esta mañana- dijo Fye dirigiéndose a Primera.
-          Ah- dijo esta, y tragando lo que le quedaba en la boca aclaró- la culpa es de Tôya.
-          ¿¡Que!? – se ofendió el aludido- ¿se puede saber que he hecho?
     Shuogo saltó a la defensa de su amada.
-          ¡Que le has hecho a mi novia!- se incorporó de la mesa, pero antes de que se abalanzase sobre Tôya, Shaoran lo sujetaba con ambos brazos- ¡suéltame, le voy a dar su merecido a ese hijo de…!
-          ¡Tranquilo amor mío!- se apresuró a decir Primera- no hay que ponerse así. Es su culpa, si, es el único responsable de que haya engordado medio kilo tras la última fiesta.
-          ¿Y por qué tengo yo la culpa?- quiso saber Tôya.
-          Recuerdas los platos que preparaste ¿no?- respondió la chica- pues estaban tan irresistibles que no pude parar de comerlos y al final mira lo que ha pasado- se levanto del asiento y se señalo las caderas, como diciendo que estaba más ancha. El rostro de la chica no dejaba duda de que hablaba en serio, estaba realmente preocupada por algo que solo eran imaginaciones suyas.
-          Pero ¿Qué dices? Si estas estupenda- dijo Hikari- no hacía falta que te matases a correr.
-          Es cierto- corroboró Sakura.
-          De todas maneras voy a hacer un poco de plan hasta que me vea igual que antes- Primera llegaba a ser muy cabezota cuando quería.
     La mesa entera soltó un suspiro exasperado, pero estaba realmente preocupado por la salud de su amiga.
*     *     *
     En el cuarto de las chicas todo eran prisas. Todas estaban pendientes de Tomoyo. Unas miraban que sombra de ojos podía irle mejor, otras decidían que ropa debería ponerse y otras manoseaban el pelo de la chica dándole forma.
-          Creo que esto es excesivo chicas.- dijo Tomoyo algo cohibida.
     Pero no le hicieron caso y siguieron con su misión: dejarla perfecta
*     *     *
     Kurogane había llegado a la fuente donde había quedado con los chicos. Llevaba unos vaqueros y una camiseta arreglada. Iba (a su parecer) demasiado arreglado para ir de paseo por la ciudad, pero ya que los chicos se habían empeñado…por cierto, “los chicos” se estaban retrasando bastante, llevaba quince minutos esperándolos y aun no daban señales de vida. Estaba empezando a impacientarse.
     En ese momento vio a lo lejos una figura que se dirigía hacia allí. Pensó en lo que les iba a decir a esos dos cuando los tuviera cerca. Pero el que se acercaba no era quien él creía. Era Tomoyo.
*     *     *
     “Las chicas han hecho un buen trabajo” pensó Tomoyo mientras se dirigía al encuentro de Kurogane. Llevaba unos pantalones pitillo marrones y una camiseta ancha estampada toda de flores en tonos verdes, naranjas y amarillas rojizas. Calzaba unas manoletinas a juego con todo. Las chicas habían pensado en plancharle el pelo con la plancha, pero ella se opuso rotundamente (no soportaba las puntas quemadas), asique solamente le recogía su pelo lacio una sencilla diadema. El maquillaje casi no se notaba, pero la hacía más guapa. Arreglada pero informal. A su gusto. Solo esperaba que también le gustase Kurogane.
-          Hola- saludo cohibida la chica.
     Kurogane estaba totalmente desconcertado. ¿Qué hacía allí Tomoyo? Además, con esa ropa… ¿y si tenía una cita? Esa idea lo desanimo bastante.
-          Hola, ¿esperas a alguien?
-          Bueno, si y no, em…- empezaba a sonrojarse por momentos- veras, tengo que decirte algo.
-          Habla- contesto el chico totalmente confundido.
-          Esto…Tôya y Yukito no van a venir- Kurogane frunció el ceño y la chica siguió hablando- si, es que las chicas me organizaron una cita a ciegas con…-se calló, incapaz de seguir hablando por la vergüenza y el miedo al rechazo. Deseó que se la tragase la tierra.
-          ¿Con quién?- pregunto el chico, aunque no estaba seguro de querer saberlo. ¿Y si se había enamorado de otro? Si eso ocurría no sabía cómo reaccionar.
-          Contigo- dijo entre dientes.
     Kurogane no sabía si sentirse aliviado, agradecido o furioso (por que no le hubiesen dicho nada) así que calló.
-          Bueno ¿Qué te parece?- Tomoyo creyó que no era correspondida- no estás obligado. Si no quieres pasear conmigo…
-          ¡CLARO QUE QUIERO!- dijo Kurogane en un tono quizás muy alto y colorado como un tomate- me encantaría dar un paseo contigo
     La cara de Tomoyo se lleno de luz, signo de su alegría.
-          Pues vamos.
     Y así terminamos hoy amigos. Que os vaya bien.  Besos.

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