Fue una dura y larga mañana, los estudiantes iban de camino
a la cafetería para su almuerzo cotidiano. En una mesa al fondo de la gran
sala, situada al lado de una papelera, un grupo de universitarios charlaban
animadamente.
-Rihuo, te he dicho mil veces que no era un ovni…-dijo
Shaoran.
-Sí que lo era, lo vi con mis propios ojos-insistió.
-Enano, mira que eres cabezota-opinó Kurogane cansado de
aquella absurda conversación.
-No seas duro con él, a lo mejor lo que vio es
real-intervino Tomoyo intentando quitarle hierro al asunto.
Shaoran iba a protestar pero Sakura depositó una mano
dulcemente sobre el antebrazo del chaval, se produjo una mirada tan intensa
entre ambos que los que se percataron del gesto apartaron sus ojos
sonrojándose; Sakura le sonrió dejando ver una hilera de perfectos y blancos
dientes, el joven le devolvió una de sus mejores sonrisas…
-Tortolitos, no es por nada pero…-interrumpió Ryhuo-estamos
en una conversación muy importante.
-Eso lo dirás tú-intervino Shaoran irritado por la interrupción
de aquel romántico. Se levantó, cogió su bandeja del almuerzo y abandonó el
comedor. Sakura hizo un gesto para que nadie lo siguiera; acto seguido de
levantó con su bandeja, se despidió de sus amigos y se dirigió al lugar en el
que estaba Shaoran.
-Vaya, ¿os habéis fijado
en los ojitos tiernos que se habían puesto?-dijo Kamui sonriendo maliciosamente.
-Pero que dices ‘’vampirucho’’-se molestó Tôya-como sigas yo
sí que te voy a poner los ojos tiernos pero de la paliza que te meteré-casi
escupió las palabras.
-No sabes lo que dices humano de ‘’pacotilla’’-amenazó el
vampiro.
-¡Basta!-interrumpió Hikari preocupada.
-Entonces, ¿qué es exactamente lo que viste Ryhuo?-preguntó
inocentemente Primera abrazada a su ‘’Shouguito’’.
Todos le dirigieron una mirada furtiva que parecía que la
iba a atravesar de un momento a otro, ya que por fin había cambiado de tema.
-Yo, creo que era un platillo volante porque vi una luz,
pero Shaoran dice que era una luciérnaga y que necesito ir al oculista-dijo la
última palabra con cierto tono burlón. La mayoría rieron, menos Primera que
seguía dándole vueltas al asunto.
-Desde luego no lo entiendo…-dijo el joven de cabello
castaño. Se encontraban sentados situados bajo un cerezo en flor.
-No es para tanto, Shaoran-tratando de consolarlo se
aproximó más a él y le apartó un mechón que le tapaba un poco los ojos. El
gesto pilló al muchacho desprevenido pero enseguida reaccionó y la cogió de la
mano con ternura. Pareció que se congelaba el momento, para ellos los segundos
que pasaron fueron eternos.
La hora de la comida finalizó y todos se levantaron con sus
respectivas bandejas, entre palabras y risas.
Estaba acuclillada en un bordillo y observaba los jardines
del campus tranquilamente cuando una voz a su espalda la sobresaltó, se giró
aún con el corazón acelerado y pudo ver unos ojos castaños, cálidos y
misteriosos, muy próximos a los suyos; se fijó en la sonrisa pícara del chaval
y que estaba agachado para ponerse a la misma altura que ella.
-Hola Hikari, ¿qué haces aquí sola?-dijo Tôya mientras se
sentaba a su lado.
-Me has asustado-dijo la chica-estaba mirando los cerezos,
que están preciosos florecidos, las parejas que pasean cogidas de la mano…-la
última frase tenía un tono amargo.
-Que bien-dijo el muchacho, sin perder más tiempo y sin
rodeos preguntó-por cierto tú sabías bailar, ¿no?
-Si…-contestó extrañada pero no le importaba mientras
estuvieran allí juntos, con esas vistas tan bonitas…
-No, por nada…solo me preguntaba que si tú quisieras,
pudieras y tuvieras un hueco libre pues…-se dio cuenta de que no era buena idea
pero ya había empezado-me podrías enseñar unos pasos, es que es para una
clase-se apresuró a decir. Ella sonrió y asintió.
-Por supuesto, sería un placer, aunque me extraña que me lo
hayas pedido a mí en lugar de tu prima o tu hermana.
-Cierto…-maldijo por lo bajo que no se le había ocurrido
ninguna excusa para esa contestación-es que son horribles bailando, yo necesito
una experta…
-¿De verdad piensas eso?-rió la joven-Bueno pues, ¿qué tal
te viene esta noche de ocho a nueve?
-Genial pero, ¿con un día de clase bastará?-preguntó
intentando que no descubriera sus intenciones.
-Eso ya lo decidiré cuando te vea bailar-dijo divertida.
-Gracias-se incorporó y le extendió una mano para ayudarla a
levantarse, esta la aceptó de muy buena gana-Entonces hasta esta noche.
-Hasta esta noche-repitió ella. Se puso de puntillas, le dio
un beso en la mejilla al chaval y se fue a la residencia. Tôya sonrió y se
dirigió silbando a su habitación.
Abrió la puerta de su habitación con un suspiro y se lanzó a
su cama, de pronto la luz de su dormitorio se encendió y pudo ver a Ryhuo
sentado en la silla del escritorio con Kero en el regazo, como si fuera el
padrino con su gato. Shaoran reprimió una carcajada, su compañero estaba loco.
-¿Dónde has estado, sabelotodo?-señalándolo con el dedo, no
esperó a que le respondiera- Con ‘’Sakurita’’, ¿no?-acusó a su amigo.
-Pues al principio si pero…-fue interrumpido por el otro
joven.
-¡Lo sabía!-pensó un breve instante-te voy a ayudar-se
levantó, encerró a Kero en su jaula y se acercó al chaval que permanecía
sentado en su cama; sacó un kit de ‘’enfermería’’ de la nada del que obtuvo un
par de objetos: el primero fue una linterna, con la que enfocó los ojos de
Shaoran; el segundo era un termómetro, que lo metió en la boca de su compañero;
y el tercero fue una libreta en el que apuntaba los ‘’resultados’’-ajá, ajá y
ajá…
-¿Se puede saber que haces…?-dijo Shaoran anonadado.
-Ya sé lo que tienes: ‘’sakuritis’’ aguda-dijo orgulloso.
-¿Y como me vas a ayudar?-preguntó intrigado.
-Fácil, ven-lo cogió del brazo y lo llevó consigo,
arrastrándolo por el pasillo hasta una habitación en particular…
Hikari volvió rápidamente a su habitación y empezó con sus
deberes para el resto del tiempo poderlo emplear en arreglarse para su ‘’cita’’
con Tôya, estaba muy emocionada y nerviosa, casi no podía concentrarse en los
patrones que debía diseñar para el día siguiente. Tardó un poco más de lo que
esperaba pero finalmente los terminó y se dispuso a elegir un vestido de baile
con sus zapatos a juego.
En cuánto eligió la ropa fue directa a las duchas, en el
pasillo se encontró a sus amigas que también iban a ducharse, mientras se
bañaban les contó todo lo ocurrido. La ayudaron a arreglarse, maquillándola y
peinándola. Sakura y Chii no se creían que Tôya le hubiera pedido una cita a
Hikari pero aceptaron de buena gana la petición de su amiga. Por fin la
muchacha estaba terminada y lista. Tomoyo que tenía las lágrimas saltadas,
estaba más nerviosa incluso que su gemela.
-¡Qué orgullosa estoy de ti, hermanita!-dijo y la estrechó
entre sus brazos.
-¡Cuidado que acabo de terminar!-dijo quitándose de encima su
prójima. Se dirigió a la puerta haciendo un pequeño pase de modelos y tras esto
les lanzó un beso desde el umbral. La abrió
pero para su sorpresa había dos personas allí…
-¿¡Nos estabais espiando!?-señaló Primera.
-No, no, de verdad-de disculpó Shaoran.
-Que lo haga Ryhuo...pero tú, eso no es propio de
ti…-Primera le lanzó una mirada acusadora a Ryhuo, que se encogía de hombros-¿no
habías logrado cambiar, quieres que te vuelva a ayudar? Será un placer…-sonrió
siniestramente sacando uno de sus abanicos. Hikari observó la escena, apartó a
los muchachos y cuando ya estaba en el pasillo, acercándose a las escaleras,
gritó: ¡¡¡Deseadme suerte!!!
-Si he cambiado-dijo molesto-además ayudo a mis amigos,
¿verdad Shaoran?-todas las chicas los miraron con intriga.
-Y, ¿qué hacéis aquí?-preguntó Chii
-Siendo Ryhuo, puede que solo haya venido para decir eso e
incordiar como siempre-concluyó Tomoyo sin pelos en la lengua. Las demás vieron
como tras decir aquello se dirigió a su armario y escogió una camiseta y unos
shorts, se volvió a la puerta y después de dedicarles una dulce sonrisa a los
chicos la cerró sin más.
-Yukito, creo que esta corbata no…-empezó a decir Tôya
mientras se miraba en el espejo de pie de la habitación.
-Vaya Tôya, ¿adónde vas tan arreglado?-preguntó Kurogane que
acababa de entrar en el dormitorio con Fye, dejándose la puerta abierta.
-A lo mejor es que se va de boda-dijo el vampiro rubio con
una de sus habituales sonrisas.
-¿Cómo se va a ir de boda, so mendrugo?-contestó
Kurogane-estamos en un campus universitario.
-Quien sabe-prosiguió Fye-tal vez haya una organización
secreta que organiza bodas en universidades como esta.
-¿Se puede saber de dónde sacas esas cosas?-protestó el
joven de ojos carmín.
-Pues…-dijo pensativo el muchacho de ojos ambarinos-de la
tele o de las galletitas de la suerte del menú chino de los martes de la
cafetería. Tengo dudas, no me acuerdo bien.
En ese momento apareció una sombra que se apoyó en el marco
de la puerta.
-Buena suerte con tu cita Tôya, no dejes plantada a la dulce
Hikari, que lleva un rato esperándote…-dijo Kamui con su típica sonrisa pícara.
Tôya eligió otra corbata, se la colgó al cuello y salió de la habitación a toda
prisa; mientras bajaba las escaleras se anudaba la cinta.
‘’¿Por qué tardará tanto? Ya son las ocho y cuarto, y no
aparece…¿qué es eso que viene corriendo hacía aquí?: la gente de esta
universidad está loca…’’. La chica se hallaba de pie en mitad de un gran salón
que se utilizaba para los eventos y las fiestas, con la puerta principal de la
estancia abierta.
‘’No me lo puedo creer llego tarde casi veinte minutos…ojalá
no se haya ido’’. Pensó al mismo tiempo que aceleraba la carrera. ‘’Ya la veo,
está preciosa, como siempre…’’. El muchacho se detuvo delante de la puerta, se
pasó las manos por su pelo para asegurarse de no haberse despeinado, y entró
cogiendo una bocanada de aire.
‘’¡Es él! Qué guapo se ha puesto, esa corbata le resalta el
color caramelo de sus ojos…’’. Suspiró intentando tranquilizarse, se le había
aceleró el corazón cuando el joven llegó a su encuentro, y se miraron unos
instantes antes de empezar con la clase de baile.
-Hola-dijo ella tímidamente-¿estás listo?
-Más que nunca-y le regalo una sonrisa a la chica.
-Bien, pues empecemos-dijo con firmeza-¿Qué es lo que
necesitas aprender?
Tôya pensó un instante antes de contestar-creo que el
‘’Valls’’.
La chica rió para sorpresa del moreno que se situaba
enfrente suya-se dice ‘’Vals’’-le corrigió-perfecto...-se acercó al lugar en el
que estaba un gran equipo de música y seleccionó una canción en particular,
luego le dio al ‘’Play’’ y se puso delante de su pareja de baile.
-Primero tienes que tenderme la mano, inclinar la cabeza y
pedirme que baile contigo-el chico obedeció sin rechistar y más tarde entrelazó
sus dedos con los de la chica-muy bien, ahora posa tu mano izquierda en mi
cintura mientras yo poso mi mano derecha en tu hombro-una vez colocados en esa
posición empezaron a avanzar por al salón-tienes que dirigirme por la sala
dando pasos cortos y poco a poco vamos haciendo un circulo grande, ¿lo has
entendido?-y sin obtener ninguna contestación, el muchacho bailó con ella un
perfecto ‘’Vals’’ que los sumió en una escena muy romántica. La hora
transcurría demasiado rápido, con cada minuto que pasaba de aquella lista de
reproducción, se iban relajando y entregándose el uno al otro, Hikari apoyó su
cabeza en el pecho de él que la abrazó por la cintura con las dos manos. La
escena era sobrecogedora, otra canción finalizó y se miraron intensamente; Tôya
se percató de que un mechón del cabello de la joven tapaba parcialmente uno de
esos preciosos ojos azules en los quería quedarse atrapado para no salir, y con
delicadeza lo colocó tras una de las orejas de la muchacha, como si se hubieran
petrificado permanecieron callados. Hikari sentía que se derretía con aquellos
ojos cálidos y que emanaban seguridad; se aproximaron más el uno al otro,
cerraron los ojos y fundieron sus labios en un beso dulce y apasionado.
-¿Cómo les estará hiendo a los tortolitos?-preguntó Tomoyo;
todos se encontraban en la sala común de su planta, Sakura miró a la chica con
intriga y se incorporó un poco del abrazo en el que estaban Shaoran y ella
(aprovechando de que Tôya se encontraba lejos y Caos estaba encerrado en el
armario mágico, como de costumbre); Chii estaba acurrucada con Fye con la
escusa de que le estaba enseñando a jugar al billar y se giraron al escuchar
las palabras de su amiga. Kurogane que estaba sentado al lado de Tomoyo en uno
de los sofás para dos personas, prestó atención a la pregunta de la joven. Kamui,
Subaru y Ryhuo mantenían una conversación pero se callaron con la cuestión que
proporcionó su compañera. Y Yukito sólo estaba pendiente del gran bol de fideos
que tenia entre las manos y que engullía tranquilamente.
-¿Por qué lo preguntas?-dijo Sakura extrañada.
-Es que no tenéis curiosidad por saber qué están haciendo
ahora mismo?-insistió la morena.
-La verdad, es que no-dijo Chii con sencillez-no tengo
muchas de ver a mi primo con mi amiga…-puntualizó con un escalofrío.
-Pues yo quiero saber qué pasa-dijo sonriendo la
sacerdotisa.
Tras una breve discusión que mantuvieron todos fueron a
‘’ver’’ como iba la cita. Cuando llegaron se asomaron a unos de los inmensos
ventanales de la sala y encontraron una estampa que a algunos les pareció
preciosa, otros repulsiva, y otros no miraron para no violar la intimidad de la
pareja.
El beso finalizó y Tôya estrechó dulcemente a Hikari entre
sus brazos. Al poco tiempo se escuchó un ruido en el exterior, algo parecido a
‘’¡Besito, besito!’’ y se percataron de que estaban siendo espiados por sus
amigos, ambos se sonrojaron y se separaron.
-Sshh, Mokona que nos van a descubrir-dijo Tomoyo tapándole
la boca a la criaturita.
-No, ya nos han visto-dijo Kurogane.
-¡Oh, no! ¡Disimulad!-gritó Tomoyo histérica. Los demás al
ser descubiertos entraron disculpándose y echándole la culpa a Tomoyo por haber
sido la cabecilla de la operación. El grupo abandonó la estancia y se
dirigieron de regreso a la residencia entre risas y bromas por la situación de
hacía un momento.
-Anda Hikari, asique te gustan los mayores, ¿eh?-dijo
Kamui-¿os habéis fijado que a las dos gemelas os gustan los morenos y
maduritos?-concluyó con una sonrisa maliciosa.
Tardaron un poco en llegar a la residencia, cuando todos se
dirigían a sus respectivas habitaciones. Hikari se rezagó para alcanzar a Tôya
que iba el último.
-Oye Tôya, ¿para qué clase era el baile?-preguntó la chica
que se había percatado de que el muchacho estudiaba 4º de Chef Profesional.
-Pues…pues…-se inclinó le dio un beso en la mejilla a la
muchacha y salió corriendo a su habitación, dejando atrás a Hikari con una
sonrisa en los labios.
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